domingo, 10 de abril de 2011

Bajo de 4, de 5 o de 6 cuerdas?

Cuando inicié este asunto de tocar el bajo eléctrico, pues lo hice adquiriendo con un esfuerzo relativamente interesante (dando clases de matemática, física y otras materias para ganar dinero), y lo que me alcanzo fue para comprar un bajo de "bajo perfil", cuatro cuerdas, madera con baja densidad, mmmm, barato y al cual inicialmente pensaba que no le iba a sacar algún sonido interesante, decente, aunque la verdad en esa época, el bajo no era el malo, el malo era yo, je, y viéndolo bien, después de ya más de una década, pues sigo siendo malo, y ese bajo está colgado en la sala-comedor-desayunador-cocina de mi casa, como un gran gran recuerdo.

Creo que inmediatamente paso por mi cabeza la idea que como buen bajista rockero, necesitaba generar frecuencias más bajas, más gruesas, más turbias, y logré ahorrar dinero por ahí, siempre con las clases, ja, y mis manos lograron tener el primer bajo de 5 cuerdas.

Así pase por aproximadamente unos 10 años, tocando con la configuración de 5 cuerdas, me ha gustado mucho esa configuración, suficiente para lo que utilizo, para lo que sé, y para lo que me exige la música que hago. Definitivamente la quinta cuerda no resulto siendo la cuerda que genera la destrucción del metal en mi música, jajaja, no, simplemente es otra alternativa para lograr resaltar o enfatizar lo que quiero enfatizar en alguna parte de los temas que produzco. Y en sí, la quinta cuerda para mi siempre ha sido un reto dominarla, lograr que su potencial de crear ese "colchón" se logre aprovechar al máximo, es más, para mi siempre ha sido complicado tocar esa bendita cuerda en velocidades y acentos interesantes.

Hace aproximadamente uno año y pico, no sé, ya el tiempo pasa tan rápido que algunas veces uno cree que fue hace un año, y realmente fue hace cuatro, je, pero hace un tiempo paso por mi cabeza la idea que era el momento de vivir la experiencia de una cuerda más, por lo que gracias a mi estimado Josué Villaseñor de Proequipos, logramos adquirir el primer bajo de 6 cuerdas.

Definitivamente una nueva experiencia, y no tanto porque ahora tengo a disposición un C alto, sino la misma sensación de tensión en el brazo, la diferencia en el esfuerzo de las manos para "mapear" todo el rango del brazo y las cuerdas, uffff, siempre me ha generado nuevos pensamientos, y no necesariamente que ahora tengo un bajo para tocar jazz, jajajajaja, porque por cierto, para mi, los bajistas más relevantes en el jazz, tocan o tocaron con bajos con 4 cuerdas. Aún tengo que vivir mucho para poder expresar ideas sobre lo que sucede al tener un bajo de 6 cuerdas. Por lo menos ya tengo definido en qué proyecto lo voy a utilizar, pero por ejemplo no es el bajo para Trypod o para otros proyectos rockeros en sí, pero tampoco creo que es para el jazz, realmente aún no toco jazz.

En fin, siempre he leído artículos cuestionando o criticando el uso de bajos de 4, 5 o 6. Es más he visto como algunos bajistas de 4 cuerdas critican, es más hasta insultan, jajaajaja, a los bajistas que usan de 5 y un pecado mortal usar un bajo de 6. De mi parte he aprendido mucho con el bajo de 5, para mi esa es mi configuración estándar, cuando tomo un bajo de 4 cuerdas, siento que me queda grande, en vez de pequeño por tener una cuerda menos, y cuando tomo el de 6 es como si me dieran una nueva tecnología, de aquellas que uno no sabe ni en donde está el on-off.

Me gusta la idea de experimentar con bajos de 6 cuerdas, pero en vez de un C alto, sería interesante configurarlo con un F o F# bajo, creo que la DR ha sacado una cuerda más gruesa, si logramos conseguir dinero con unas cuantas clases, ja, para recordar viejos tiempos, tal vez compramos esa cuerda y mutilamos al bajo de 6 para que suene de otra forma.

Al final, creo que lo importante es darse el lujo, y en un país como el mío, si es un lujo literalmente, pues de experimentar, adquirir o prestar bajos de diferentes configuraciones, maderas, cantidad de cuerdas, tipo de micrófonos, puentes, controles, entre otros, y lograr vivir y sentir todos los colores que estos benditos instrumentos nos otorgan a través de nuestras manos.


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